Sobre el deseo de controlar a los lectores
La lectura es una actividad que siempre ha despertado desconfianza. Y junto con ella, el deseo de controlar a los lectores. Podríamos decir que la enseñanza de la literatura en la escuela -desde que existen la enseñanza de la literatura y la escuela- han sido el intento de regular el sentido de los textos, de normalizar y homogeneizar la interpretación, y de imponer un conjunto de significados comunes, compartidos. Paralela a esta visión de la lectura, y en forma simultánea, la antropóloga francesa Michèle Petit señala que existe y ha existido -quizá únicamente a partir de la imprenta- otra de signo diferente: la lectura emancipatoria. Pero el carácter emancipador de esta última no se encuentra tanto en el contenido de los textos que se leen, sino en el acto mismo de leer, en forma individual, íntima y privada, produciendo un sentido que no está controlado por un grupo. Esa voluntad de determinar el sentido en el que los textos deben leerse, que es una necesidad política surgida...